¿Mejor alimentación para unos pocos?

El sistema nos impone encerronas de las que debemos salir apelando a las soluciones más creativas. Sabido es lo saludables que son los "alimentos con certificación orgánica". Estos demandan un tratamiento que los hace mucho más costoso en el mercado. Por lo tanto, en el ámbito urbano - que, por otra parte, es donde hay mayor índice de pobreza demográficamente hablando- sólo acceden a estos productos quienes tienen mayor poder adquisitivo además de una eco conciencia respecto del consumo.
Lo perverso sería que se constituyan una serie de "aristócratas" de la alimentación saludable, mientras que el pueblo consume basura transgénica.
Una de las vertientes más interesantes es la de difundir la idea de "consumo responsable". En una sociedad donde impera el fetichismo de la mercancía, una posibilidad es crear campañas para concientizar la orientación del consumo en medios de comunicación que apuntan a un público popular, hablando claro y sin términos que sólo se entiendan en clave "universitaria". Es una tarea compleja y difícil. Tomar conciencia de lo que estamos comiendo es el primer paso. Exigir alimentación saludable para todos el segundo.